Padre Misericordioso,
Gracias por la misericordia que has mostrado en perdonar mis pecados y por la paz que viene de reconciliarme contigo y con tu Iglesia.
Oh Dios, Tú eres fiel, y nunca abandonas a los que esperan en Ti. Yo sé que mi redención del pecado y la muerte ha sido ganada a costa de la sangre de tu Hijo. A cambio de este regalo de valor incalculable, hago la resolución hoy de renovar mi confianza en tu infinita misericordia.

En momentos de duda, cuando los recuerdos dolorosos de los pecados del pasado amenazan con destruir la paz que nos has dado, que el poder de tu Espíritu Santo eche afuera toda autocondenación y me dé más confianza en tu palabra de perdón.

Enséñame a animar a otros para que ellos también, pueden buscar tu tierna compasión y llegar a conocer la paz, que nada ni nadie puede destruir.

Te lo pido en el nombre de Jesús, tu Hijo, en quien me has restaurado a la vida. Amén.